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Fiesta en la madriguera | Reseña del libro

Autor: Juan Pablo Villalobos

Género: Narrativa (Narconovela*)

Editorial: OCEANO (2019)

Número de páginas: 108 páginas

ISBN: 607557011X

Idioma: Español

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*Subgénero en que varios lectores han catalogado la novela.

¿Cómo sería hablar sobre el narcotráfico con el hijo pequeño de un narcotraficante?

No puedes esperar que haga una disertación elaborada de tres puntos, en la que explique cuáles son los efectos nocivos de las drogas y por qué su padre no debería distribuirlas por medio mundo, exterminando a quienes se interpongan en su camino. Es posible que ni siquiera sepa cómo su progenitor se gana la vida, como en el ejemplo que cuenta el standupero Carlos Vallarta: un narco le dice a su hijo que cuando le pregunten en la escuela por el trabajo del padre, responda que vende jergas. Hasta que llega el día que el muchacho tiene suficiente edad para comprender que el nivel de vida que llevan no es el de un vendedor de jergas.

Narcoliteratura

Quien no esté familiarizado con el género de la narcoliteratura podría pensar que se trata de historias que hacen apología al fenómeno social del narco (y las hay), similares a los narcocorridos, pero esta literatura puede tener otros objetivos: entretener, moralizar, o simplemente representar una realidad. Creo que esto último es el caso de Fiesta en la madriguera.

Cabe aclarar que, aunque esta historia podría considerarse una narconovela (yo le pondría esta etiqueta), no sé si Juan Pablo Villalobos esté de acuerdo. En cualquier caso, no es una novela “típica” del género. Hay que leerla para entender a qué me refiero.

El narrador y personaje principal

Tochtli es un niño y es el hijo de un narcotraficante. Le gustan los sombreros, los franceses y las guillotinas. Además, tiene un especial interés por usar palabras inusuales. Como ya se habrán dado cuenta, nuestro protagonista es un erudito en ciertos temas, pero desconoce otros, como lo diferente que es la vida para el resto de las personas en el país, o lo que significa realmente ser un narcotraficante. Así pues, él nos cuenta a través de las páginas de esta noveleta, cómo es su vida cotidiana: encerrado en una mansión (la madriguera), solo tiene contacto con su profesor particular, con su padre, con algunos empleados domésticos y con un político corrupto que los visita de vez en cuando. Tiene un pequeño zoológico personal, pero ahora quiere agregar un animal más a la colección: un hipopótamo enano de Liberia que está en peligro de extinción.

Nos muestra, desde su particular visión infantil, pero con un humor negro que puede llegar a horrorizar, cómo son los gajes del oficio de su padre. O cómo los percibe.

“A veces necesitan tres balazos, o hasta catorce. Todo depende de dónde les des los balazos. Si les das dos en el cerebro segurito se mueren. Pero les puedes dar hasta mil balazos en el pelo y no pasa nada, aunque debe ser divertido de mirar”.

“Nosotros no usamos tigres para los suicidios o para los asesinatos. Los asesinatos los hacen Miztli y Chichikuali con orificios de balas. Los suicidios no sé cómo los hacemos, pero no los hacemos con tigres. A los tigres los usamos para que se coman los cadáveres”.

Advertencia y conclusiones

Antes de escribir esta reseña, leí las de otros lectores y me di cuenta de que, a muchos de ellos, aunque les pareció una historia entretenida y redactada con originalidad, alegan que no sienten empatía por el personaje principal, y solo por eso les ponen una baja calificación. Pero vamos a ver… ¡Si ese era el objetivo del autor! Entiendo que es difícil sentir simpatía por un niño que cree que sería divertido mirar cómo matan a alguien. Pero no tienes que estar de acuerdo con todos los personajes, ni siquiera con los principales, para apreciar una buena novela. De todos modos, me siento con la responsabilidad de advertirte que, si eres una de esas personas, Fiesta en la madriguera no es para ti.

Por si alguien todavía no se ha dado cuenta, estoy en contra del narcotráfico y lamento todo el sufrimiento que ha causado, en especial a mi país, México. A pesar de eso o, mejor dicho, por esa razón considero que es una lectura a la que vale la pena darle una oportunidad. Es corta, fácil de leer y llena de humor negro que hace reír y reflexionar al mismo tiempo.

Valoración:

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Este año he elegido bien mis lecturas, porque la mayoría de ellas las he calificado con 4 estrellas. Esta no es la excepción. Sin embargo, sigo buscando libros que alcancen la valoración máxima. De las lecturas que llevo en el año, solo una lo ha conseguido. Ya te diré cuál es.

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